28 de agosto de 2011

El sol cruje invisible




Sr. D. Carlos Bousoño
Altavista 88
San Ángel
D.F.

México D.F. 16 de enero de 1948



Apreciado amigo Bousoño:

Acabamos de hablar por teléfono, y aún guardo el calor de sus palabras tan simpáticas hacia quien es, al fin y al cabo, un completo desconocido para usted. Me apena que no podamos vernos en los próximos días por su viaje a Veracruz, precisamente el primer lugar de México que yo pisé en junio de 1939. Pero reitero lo que le dije en la conversación telefónica: si al volver tiene un rato libre y el deseo de que nos encontremos, llámeme por favor al mismo número y yo acudiré enseguida a donde usted me indique, no importa la hora que sea. Mientras espero esa llamada suya, le copio en esta tarjeta enviada para que la encuentre al regreso un verso de Vicente que él, además de escribirlo en un poema de La destrucción o el amor, decía a menudo y me dijo a mí la última vez que nos vimos, en Miraflores de la Sierra, el 12 de marzo de 1937. «Vivir, vivir, el sol cruje invisible». Pero yo no he vivido desde entonces más que en sombras, y el sol, si es que brilló, fue para mí tan invisible que ni le oí crujir.


Con el saludo cariñoso de

Andrés Acero


De El abrecartas, de Vicente Molina Foix

22 de agosto de 2011

Realidad no hay más que una

Las apariencias engañan, a veces puedes hacer algo que no consideres normal y entonces el paisaje cotidiano parece un poco diferente al de siempre, pero no te dejes engañar por las apariencias, realidad no hay más que una.

Esto es lo que le dice un taxista a Aomame al principio de 1Q84 de Murakami. Y mientras lo estaba leyendo ha venido a mi mente aquella escena de El club de los poetas muertos, cuando el profe les pedía a los alumnos que caminaran a su aire. No tiene mucha relación una cosa y otra, pero las apariencias engañan.

Nuestros pasos pueden ser más grandes o pequeños, más rápidos o lentos, en una u otra dirección..., cada paso será único y todos serán similares. No es sólo conformidad, aunque camines a tu aire ese aire es el mismo para todos.

Puedes bajar de un taxi y andar entre el tráfico por la autovía hasta bajar por las escaleras de emergencia, o puedes no andar y quedarte sentado al borde del camino. Tomar una decisión o no tomarla, dar un paso o no darlo, cada cual puede andar por su vida como mejor se sienta. Son muchas las formas de vivir pero realidad no hay más que una...