11 de noviembre de 2009
El crisol
La adaptación al cine de Las brujas de Salem, de Arthur Miller, con guión escrito por el propio autor, es otra de las pelis que me impactaron. Aunque tal vez no tenga mucho mérito porque desde el principio se busca un gran impacto emocional. Es sencillamente sobrecogedora, siempre que te impliques un poco con los personajes, algo fácil teniendo en cuenta las interpretaciones brutales de Daniel Day-Lewis y Joan Allen.
Obra y peli adaptan un hecho real: "En 1692 tuvo lugar en la ciudad de Salem, Massachusetts, un importante proceso por brujería, el único llevado a cabo en Estados Unidos. Se produjo una ola de histeria colectiva. El miedo y la superstición provocaron que se delataran unos a otros. Se desató entonces una cruel caza de brujas a consecuencia de la cual cincuenta y cinco personas fueron torturadas y veinte de ellas, la mayoría mujeres jóvenes o adolescentes, murieron."
Todo ello iniciado por la venganza de una Winona Ryder despechada (su personaje, Abigail), dispuesta a todo por conseguir estar junto a John Proctor. Pasión, fanatismo, justicia... la película es una mezcla de los excesos de esos valores.
Lo que más me gusta es que todo en la película tiene su propio lenguaje, como una gran obra de teatro donde se escucha más de lo que se oye, con un gran simbolismo desde el comienzo, cada escena habla, todo tiene un sentido, todos gritan y se mueven y las escenas donde aparecen relajados es con toda la intención del director.
Arthur Miller dijo que "la idea del director era la de un huracán arrasando la pequeña ciudad, un huracán formado por hombres, construido sobre el misticismo y en completo desacuerdo con la naturaleza. E hizo que funcionara."
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