2 de marzo de 2009

Carta a Adriano del Valle


Adriano del Valle y Rossi.
Sierpes 36.
Sevilla.

Hoy mayo en el tiempo
y octubre sobre mi cabeza. [1918]

PAZ
Amigo: Mucho me agradó recibir su carta y puede V. asegurar que ha sido un rato de gran satisfacción espiritual. Yo no me presento a su vista nada más que como un compañero (un compañero lleno de tristeza) que ha leído alguna de sus preciosas poesías.

Soy un pobre muchacho apasionado y silencioso que, casi casi como el maravilloso Verlaine, tiene dentro una azucena imposible de regar y presento a los ojos bobos de los que me miran una rosa muy encarnada con el matiz sexual de peonía abrileña, que no es la verdad de mi corazón. Aparezco ante las personas (esas cosas que se llaman gentes que dice "#@~€¬" ) como un oriental borracho de luna llena y yo me siento un Gerineldo chopinesco en una época odiosa y despreciable de Kaiseres y de La Ciervas (¡que se mueran!).
Mi tipo y mis versos dan la impresión de algo muy formidablemente pasional ... y, sin embargo, en lo más hondo de mi alma hay un deseo enorme de ser muy niño, muy pobre, muy escondido. Veo delante de mí muchos problemas, muchos ojos que me aprisionarán, muchas inquietudes en las batallas del cerebro y corazón y toda mi floración sentimental quiere entrar en un rubio jardín y hago esfuerzos porque me gustan las muñecas de cartón y los trasticos de la niñez, y a veces me tiro de espaldas al suelo a jugar a comadricas con mi hermana la pequeñuela (es mi encanto) ..., pero el fantasma que vive en nosotros y que nos odia me empuja por el sendero. Hay que andar porque tenemos que ser viejos y morirnos, pero yo no quiero hacerle caso ... y, sin embargo, , cada día que pasa tengo una idea y una tristeza más. ¡Tristeza del enigma de mi mismo! Hay en nosotros, amigo Adriano, un deseo de querer no sufrir y de bondad innata, pero la fuerza exterior de la tentación y la abrumadora tragedia de la fisiología se encargan de destruir. Yo creo que todo lo que nos rodea está lleno de almas que pasaron, que son las que provocan nuestros dolores y que son las que nos entran en el reino donde vive esa virgen blanca y azul que se llama Melancolía ..., o sea, el reino de la poesía (no concibo más poesía que la lírica). En él entré hace ya mucho tiempo ...; tenía diez años y me enamoré ...; después me sumergí del todo al profesar la religión única de la Música y vestirme con los mantos de pasión que Ella presta a los que la aman. Después entré en el reino de la Poesía, acabé de ungirme de amor hacia todas las cosas. Soy un muchacho bueno, en suma, que a todo el mundo abre su corazón ... Desde luego soy gran admirador de Francia y odio con toda mi alma al militarismo, pero no siento más que un deseo inmenso de Humanidad. ¿A qué luchar con la carne mientras esté en pie el pavoroso problema del espíritu? Amo a Venus con locura, pero amo mucho más la pregunta ¿Corazón? ..., y, sobre todo, ando conmigo mismo, como el raro y verdadero Peer Gynt con el fundidor ...; mi yo quiero que sea.

En cuanto [a] las cosas que hago, únicamente le diré que trabajo muchísimo; escribo muchos versos y hago mucha música. Tengo tres libros escritos (dos de ellos de poesía) y espero trabajar más. De música, me dedico ahora a recopilar la espléndida polifonía interior de la música popular granadina.

En cuanto a mi primer libro, le doy a V. las gracias por su elogio. Le digo que para escribir de él no tiene que decirme nada, porque una vez el libro en la calle, ya no es mío, es de todos ... En mi libro (que es muy malo) sólo hay una gran emoción que siempre mana de mi tristeza y el dolor que siento ante la naturaleza ... No sé si adivinara V. cómo soy yo de sincero, de apasionado y de humilde corazón. Me basta saber que es su espíritu el de un poeta. Y si esta escasa luz de mi alma que pongo en esta carta no la supiera V. ver o se riyera, solo me quedaría la amargura íntima de haberle enseñado algo de mi relicario interior a un alma que cerró sus ojos y sonrió escéptica. Desde luego descarto esto. Yo soy un gran romántico, y este es mi mayor orgullo. En un siglo de zepelines y de muertes estúpidas, yo sollozo ante mi piano soñando en la bruma haendeliana y hago versos muy míos cantando lo mismo a Cristo que a Budha, que a Mahoma y que a Pan. Por lira tengo mi piano y, en vez de tinta, sudor de anhelo, polen amarillo de mi azucena interior y mi gran amor. Hay que matar a los 'pollos bien' y hay a [sic] anular las risas a los que amen a la Harmonía. Tenemos que amar a la luna sobre el lago de nuestra alma y hacer nuestras meditaciones religiosas sobre el abismo magnífico de los crepúsculos abiertos ..., porque el color es la música de los ojos ... ahora dejo la pluma para montarme en la piadosa barca del Sueño. Ya sabe V. cómo soy yo en algo de mi vida.

Si me quiere contestar, su casa es Acera del Casino ..., por más que ya lo sabe mi tío. Dele V. mis abrazos. Es muy bueno y muy cariñoso ..., pero no me conoce a fondo. He sido siempre para él un muchacho que ha hablado poco, ha sonreído y nada más. Perdóneme esta letra tan infame que tengo. He sido muy sincero con su alma ... Lea V. esta carta triste, medítela, y después estoy seguro que dirá '... pero ¡qué muchacho!, ¡tan joven! ...; al fin, poeta'. Ahí va toda mi mano izquierda, que es la mano del corazón.
Federico García Lorca

2 comentarios:

  1. Gracias por esta carta dirigida a mi querido abuelo al que no conocí.
    La acabo de localizar para enviársela al nieto de otro gran amigo de Adriano Eugenio D Ors.

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    1. Toda mi gratitud hacia tu abuelo, y sus amigos ;-) En ellos incluso una carta es arte

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