17 de abril de 2009
Las horas
Carta a Leonard.
Querido:
Estoy segura de que, de nuevo, me vuelvo loca. Creo que no puedo superar otra de aquellas terribles temporadas. No voy a recuperarme en esta ocasión. He empezado a oír voces y no me puedo concentrar. Por lo tanto, estoy haciendo lo que me parece mejor.
Tú me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todo momento lo que uno puede ser. No creo que dos personas hayan sido más felices hasta el momento en que sobrevino esta terrible enfermedad. No puedo luchar por más tiempo.
Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y lo harás, lo sé. ¿Te das cuenta?, ni siquiera puedo escribir esto correctamente. No puedo leer. Cuanto quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida.
Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte… que todo el mundo lo sabe. Si alguien hubiera podido salvarme, habrías sido tú. No queda nada en mí más que la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que nosotros hemos sido.
V.
16 de abril de 2009
La vida a la cara
"Mirar a la vida a la cara, siempre. Mirar a la vida a la cara y conocerla por lo que es. Y por último, conocerla, y amarla, por lo que es, y entonces guardarla. Guardaré los años entre nosotros, Leonard, siempre. Y el amor. Siempre. Y las horas..." Con estas palabras de Virginia Woolf termina esta película...con uno de los mejores guiones de los últimos años.
Sí, mirar a la vida a los ojos, no esconderse de ella, ofrecerse tal cual uno es, vivo. Es lo único que tenemos, nuestra vida. Habrá millones de cosas que no nos gusten, pero la única alternativa es el vacío absoluto. Hay que aceptar la vida con todo lo que no nos guste tanto, como también en nosotros hay cosas que no nos gustan. Asumir la vida por lo que es, o el mundo por lo que es, incluso nosotros mismos por lo que somos. Más allá de lo que nos gustaría que fuera. No hay más vida que la vida...
Sí, conocerla. El mundo es enorme, inabarcable; la vida plantea un millón de caminos por los que se puede pasar, un millón de maneras de disfrutarla, vivirla, sentirla. Aunque a veces duela, es cierto. Pero también ese dolor es vida. Todo se puede probar, sentir, conocer.
Pero no te puedes limitar a conocerla. Entonces no serás más que un triste observador, que puede llegar a conocer mucho sin vivir nada. Sí, hay que conocerla y amarla. A veces no se trata sólo de conocer, no hay que observarlo todo, simplemente vivirlo, dejarse fluir en ese todo como algo más en la corriente, ser consciente de esa corriente vital en la que fluimos. Porque si de repente nos sentimos ajenos a esa corriente y simplemente observamos como todo lo demás se mueve en ella, nos sentiremos fuera de la vida, como algo que no nos pertenece. Algo parecido debió sentir ella cuando se dejó vencer por el miedo a vivir parte de todo aquello que observaba. Afortunadamente, en sus épocas buenas, supo dejarlo por escrito como nadie.
Vivir, fluir, amar. Por lo que es. Por lo que somos.
Y entonces guardarla, acumular vivencias, recuerdos, experiencias. Aprender de ellas. Como las paradas de un camino que no termina nunca, y en las que podemos descansar de vez en cuando, para continuar el viaje a ningún lugar y a todas partes, el viaje de la vida.
Mirar a la vida a la cara y conocerla por lo que es, y amarla por lo que es, y entonces guardarla.
14 de abril de 2009
Ciudades visibles
“Tenemos el derecho de comparar una ciudad con una sinfonía o un poema:
son objetos de la misma naturaleza”.
Claude Lévi-Strauss
La frase "Buenos Aires es un libro" no encierra ninguna metáfora. Buenos Aires es un libro. La capital argentina regala palabras, expresiones, voces por todos sus rincones. Caminar por sus calles es leer, doblar una esquina supone pasar página, tomar un taxi significa saltarse un capítulo, volver a un café es subrayarlo.
La ciudad del río de la plata está poblada por palabras. Hay tiendas de neumáticos llamadas Virgilio, una empresade leche que se anuncia como la verdad láctea, líneas que promueven lencería bajo el nombre apogeo, y pintadas de amor supremo que dicen mueran todos menos vos.
Cuna de borges, cuna de cortázar, a Buenos Aires en el mundo le ha sido concedido el don de la palabra.Y no es difícil escapar a su poema. Pasear leyendo rótulos, mirando camisetas, anotando nombres,permite volver a casa con la mirada llena de versos y con la idea, cada vez más clara,de que los buenos poemas no son los que uno escribe, sino aquellos que uno encuentra.
© oskar alegria
http://www.oskaralegria.com/galeria.php?ciudad=6
son objetos de la misma naturaleza”.
Claude Lévi-Strauss
La frase "Buenos Aires es un libro" no encierra ninguna metáfora. Buenos Aires es un libro. La capital argentina regala palabras, expresiones, voces por todos sus rincones. Caminar por sus calles es leer, doblar una esquina supone pasar página, tomar un taxi significa saltarse un capítulo, volver a un café es subrayarlo.
La ciudad del río de la plata está poblada por palabras. Hay tiendas de neumáticos llamadas Virgilio, una empresade leche que se anuncia como la verdad láctea, líneas que promueven lencería bajo el nombre apogeo, y pintadas de amor supremo que dicen mueran todos menos vos.
Cuna de borges, cuna de cortázar, a Buenos Aires en el mundo le ha sido concedido el don de la palabra.Y no es difícil escapar a su poema. Pasear leyendo rótulos, mirando camisetas, anotando nombres,permite volver a casa con la mirada llena de versos y con la idea, cada vez más clara,de que los buenos poemas no son los que uno escribe, sino aquellos que uno encuentra.
© oskar alegria
http://www.oskaralegria.com/galeria.php?ciudad=6
9 de abril de 2009
Cuántas veces, cuántas vueltas
La vida da más vueltas de las que ya de por sí da el mundo,
quién sabe dónde estaremos la próxima vez que nos encontremos
quién sabe dónde estaremos la próxima vez que nos encontremos
Donde estén mis zapatos
- Amigo, ¿y tus zapatos?
- Se me adelantaron
(Big Fish)
Toc toc, ¿se puede?
Un sms de dos palabras, onomatopeya no incluida, y antes de que pudiera responder con un mensaje de asentimiento, mi móvil ya estaba sonando. Quien me conoce sabe que odio los teléfonos, y como el que tiene miedo a las alturas o a los insectos o a la oscuridad, yo tengo pánico a las llamadas inesperadas. Pero contra todo pronóstico me alegré como un niño al ver su número en la pantalla.
Era de madrugada, y mi primer temor fue que alguien en casa se despertara, por eso no dejé que el móvil sonara más de una décima de segundo, nunca me acuerdo de ponerlo en silencio cuando puede molestar, y desde hace algún tiempo no recibo llamadas a estas horas. Volver a hablar entre susurros como si hiciéramos algo prohibido ha sido lo mejor de estos últimos días.
Verás, te va a resultar extraño, pero se me han perdido unos zapatos y he pensado que tal vez tú los habías visto...
Tengo que aclarar que no nos habíamos visto nunca, era la primera vez que charlábamos, y por tanto era imposible que yo pudiera haber visto sus zapatos. Su tono sin embargo era serio y elocuente, no parecía bromear. Me reí un buen rato. Me hace feliz encontrar a personas más peculiares que yo. Sé que no era nada gracioso, lo más probable es que yo sea de risa fácil.
Sentí de veras no haberlos visto, los zapatos. Me habría encantado encontrármelos en algún lugar, y guardarlos hasta encontrar a quién pertenecían. Como una actualización moderna del cuento aquel ¿era la cenicienta? No estoy muy puesto en temática Disney. De todas formas la vida real no es un cuento, o tal vez sí. Pero como era obvio que no estaba hablando en serio, decidí seguirle el juego.
¿Así que eran tuyos? - le contesté - Los ví pasar, pero siguieron su camino.
Se echó a reir. Al parecer, también anhelaba encontrar a alguien con quien mantener ese tipo de conversaciones. Estos días extraños, las horas nocturnas, y sobre todo nuestro carácter, se prestaban a ello.
Estuvimos hablando durante casi una media hora. Era una de estas personas de las que sabes que no va a formar parte de tu vida, al menos no de una forma estable, pero que de alguna manera te guía, o más bien te ayuda a asentar algunos principios que parecían tambalearse. Mi Ruby Tuesday particular vagabundeaba por la red y nos cruzamos.
Ha sido una suerte que sus zapatos imaginarios pasaran cerca de mí, porque ello le obligaba a pasar en persona poco después, siguiendo el camino que sus zapatos le iban trazando. Aunque nunca sepas hacia dónde vas, tener un par de zapatos adelantados haciendo camino siempre es una tranquilidad, puedes estar seguro de que te quedan muchas cosas por vivir. Esos zapatos son testigo del futuro que vendrá. Para algunas personas como yo, es más importante saber que están en camino, que fijarse una meta concreta. No se trata tanto del lugar al que vas a llegar, como del hecho de saber que llegarás a algún lugar, o a varios... Al fin y al cabo, el camino se hace andando.
Me reconfortó mucho esa idea, y creo que ni durmiendo he podido dejar de sonreír. Aún noto en mi cara una gran sonrisa hacia dentro....
Goodbye, ruby tuesday
Who could hang a name on you?
When you change with every new day
Still Im gonna miss you...
She would never say where she came from
Yesterday dont matter if its gone
While the sun is bright
Or in the darkest night
No one knows
She comes and goes
Goodbye, ruby tuesday
Who could hang a name on you?
When you change with every new day
Still Im gonna miss you...
Dont question why she needs to be so free
Shell tell you its the only way to be
She just cant be chained
To a life where nothings gained
And nothings lost
At such a cost
Goodbye, ruby tuesday
Who could hang a name on you?
When you change with every new day
Still Im gonna miss you...
Theres no time to lose, I heard her say
Catch your dreams before they slip away
Dying all the time
Lose your dreams
And you will lose your mind.
Aint life unkind?
Goodbye, ruby tuesday
Who could hang a name on you?
When you change with every new day
Still Im gonna miss you...
3 de abril de 2009
El lector
La crítica de la peli que adapta al libro, en el programa de Página2 del 15 de febrero. El video es del propio programa, que se puede ver completo en su web http://pagina2.rtve.es/programa.php?p=735b90b4568125ed6c3f678819b6e058
2 de abril de 2009
Andrea Chénier
Nunca sabemos hasta qué punto la suerte, el azar, el destino, si se cree en él, guía nuestra vida o algunos momentos de ella, pero lo que sí está claro es que hay historias que ocurren de una manera en la que tienes que creer en el destino, en la suerte, en las coincidencias, o en todo a la vez...
Una de esas historias es la de cómo se compuso la ópera de Andrea Chénier, del compositor italiano Umberto Giordano.
Tal y como lo cuentan en el libro de “La gran ópera, paso a paso”, fue una obra q no contó con el favor de la crítica pero sí con el del público y los intérpretes. Es una de las obras a las que llaman veristas, que se caracterizan porquen rompen con el tipo de ópera que había dominado hasta entonces. Parece que los intérpretes van cantando mientras sienten las cosas, y que no hay formas predefinidas. De alguna manera parece que se olvidan de dominar el bel canto y lo que prevalecen son las sensaciones y la naturalidad. Son óperas que no tienen nada que ver con las de Rossini o Bellini, q eran todo florituras. Sus temas ya no son los de la princesa que está en la torre, o el amor, o la libertad, o cosas así, sino problemas sociales, rurales, la realidad política italiana. De hecho el verismo, cuyo máximo representante es Verdi, es un estilo que anunciaba y desemboca en el comienzo del neorrealismo italiano de los años ‘40. Estas obras tuvieron un gran éxito entre el público porque se veían identificados en los temas que trataban y en la manera de expresarlos.
La historia de cómo se compuso esta obra está llena de casualidades y de buena suerte, Umberto Giordano quiso ser compositor pese a la voluntad contraria de su entorno y se presentó a los exámenes de ingreso de un conservatorio, pero fracasa y no consigue entrar. Él no se desanima y decide seguir por libre, escoge como maestro a un profesor del propio conservatorio que le acaba de rechazar, Paolo Serra. Antes de cumplir los veinte años y sin terminar la carrera, se presentó a un concurso de nuevos talentos, Sonzogno, que ese año ganó Pietro Mascagni con la obra Cavalleria Rusticana. Sin embargo, el jurado vio que el joven compositor tenía un futuro brillante.
Tres años después, sus miembros, que no se habian olvidado de él, le ofrecen un contrato para escribir una obra verista que será Mala vita, sobre un obrero tísico empeñado en salvar a una prostituta del camino de la perdición. Gracias al éxito, le ofrecieron un nuevo contrato, aunque su siguiente obra Regina Diaz fracasa y se queda sin trabajo.
Y ahí empiezan una cadena de sucesos y coincidencias que cambiarán su vida. La primera, su encuentro en un restaurante con el compositor y rico heredero Alberto Franchetti, quien, conmovido por su situación, le ofrece un libreto que Luigi Illica (autor de los libretos de La Boheme, Tosca o Madame Butterfly) había escrito para él. Ese libreto es Andrea Chenier. Un poeta revolucionario guillotinado en la Revolución Francesa por denunciar los crímenes que se cometieron durante la misma, tal y como dice uno de los personajes en la ópera, “la Revolución devora a sus hijos”.
Aunque al principio ese proyecto cuenta con el apoyo de Sonzogno, el resultado final no convence a nadie. Las cosas vuelven a ponerse feas para Giordano, pero de repente se acuerda de aquel joven que le ganó en el concurso de Sonzogno unos años antes, y decide viajar a Milán para pedirle ayuda, y ahí vuelve a jugar la suerte.
Umberto le encuentra cuando está subiendo a un tranvía, le para y le convence para que no suba y puedan hablar un rato, Mascagny finalmente no toma ese tranvía para hablar con Umberto, y ambos ven como al poco descarrila en un accidente en el que murieron varias personas. Mascagny, agradecido, vio en ello una señal del cielo y le ayuda en su ópera, que finalmente tuvo un gran éxito en Italia y en todo el mundo
Giordano, ya con la suerte de cara y su éxito asegurado, se enamora de la hija de un rico hostelero propietario del Gran Hotel de Milán, pero éste no se fía mucho de que su hija se case con un compositor. Por eso le pide algunas de sus partituras para enseñárselas a un huésped que dice que tiene, del que se fia mucho...., y otro golpe de suerte, pues ese huésped del que se fiaba tanto el padre hostelero es nada menos que Verdi, quien lee las partituras y le confirma que tiene un gran talento. Y se casan , claro.
El aria “La mamma morta”, el aria más tremenda que se ha escrito nunca, pertenece a esa ópera. Pasa de la angustia del drama enorme por la pérdida de su madre en la primera parte, a ser todo alegría por el descubrimiento del amor en la segunda. Es impresionante. Casi todos la recordamos por la famosa escena de Filadelfia, interpretada por Tom Hanks:
Una de esas historias es la de cómo se compuso la ópera de Andrea Chénier, del compositor italiano Umberto Giordano.
Tal y como lo cuentan en el libro de “La gran ópera, paso a paso”, fue una obra q no contó con el favor de la crítica pero sí con el del público y los intérpretes. Es una de las obras a las que llaman veristas, que se caracterizan porquen rompen con el tipo de ópera que había dominado hasta entonces. Parece que los intérpretes van cantando mientras sienten las cosas, y que no hay formas predefinidas. De alguna manera parece que se olvidan de dominar el bel canto y lo que prevalecen son las sensaciones y la naturalidad. Son óperas que no tienen nada que ver con las de Rossini o Bellini, q eran todo florituras. Sus temas ya no son los de la princesa que está en la torre, o el amor, o la libertad, o cosas así, sino problemas sociales, rurales, la realidad política italiana. De hecho el verismo, cuyo máximo representante es Verdi, es un estilo que anunciaba y desemboca en el comienzo del neorrealismo italiano de los años ‘40. Estas obras tuvieron un gran éxito entre el público porque se veían identificados en los temas que trataban y en la manera de expresarlos.
La historia de cómo se compuso esta obra está llena de casualidades y de buena suerte, Umberto Giordano quiso ser compositor pese a la voluntad contraria de su entorno y se presentó a los exámenes de ingreso de un conservatorio, pero fracasa y no consigue entrar. Él no se desanima y decide seguir por libre, escoge como maestro a un profesor del propio conservatorio que le acaba de rechazar, Paolo Serra. Antes de cumplir los veinte años y sin terminar la carrera, se presentó a un concurso de nuevos talentos, Sonzogno, que ese año ganó Pietro Mascagni con la obra Cavalleria Rusticana. Sin embargo, el jurado vio que el joven compositor tenía un futuro brillante.
Tres años después, sus miembros, que no se habian olvidado de él, le ofrecen un contrato para escribir una obra verista que será Mala vita, sobre un obrero tísico empeñado en salvar a una prostituta del camino de la perdición. Gracias al éxito, le ofrecieron un nuevo contrato, aunque su siguiente obra Regina Diaz fracasa y se queda sin trabajo.
Y ahí empiezan una cadena de sucesos y coincidencias que cambiarán su vida. La primera, su encuentro en un restaurante con el compositor y rico heredero Alberto Franchetti, quien, conmovido por su situación, le ofrece un libreto que Luigi Illica (autor de los libretos de La Boheme, Tosca o Madame Butterfly) había escrito para él. Ese libreto es Andrea Chenier. Un poeta revolucionario guillotinado en la Revolución Francesa por denunciar los crímenes que se cometieron durante la misma, tal y como dice uno de los personajes en la ópera, “la Revolución devora a sus hijos”.
Aunque al principio ese proyecto cuenta con el apoyo de Sonzogno, el resultado final no convence a nadie. Las cosas vuelven a ponerse feas para Giordano, pero de repente se acuerda de aquel joven que le ganó en el concurso de Sonzogno unos años antes, y decide viajar a Milán para pedirle ayuda, y ahí vuelve a jugar la suerte.
Umberto le encuentra cuando está subiendo a un tranvía, le para y le convence para que no suba y puedan hablar un rato, Mascagny finalmente no toma ese tranvía para hablar con Umberto, y ambos ven como al poco descarrila en un accidente en el que murieron varias personas. Mascagny, agradecido, vio en ello una señal del cielo y le ayuda en su ópera, que finalmente tuvo un gran éxito en Italia y en todo el mundo
Giordano, ya con la suerte de cara y su éxito asegurado, se enamora de la hija de un rico hostelero propietario del Gran Hotel de Milán, pero éste no se fía mucho de que su hija se case con un compositor. Por eso le pide algunas de sus partituras para enseñárselas a un huésped que dice que tiene, del que se fia mucho...., y otro golpe de suerte, pues ese huésped del que se fiaba tanto el padre hostelero es nada menos que Verdi, quien lee las partituras y le confirma que tiene un gran talento. Y se casan , claro.
El aria “La mamma morta”, el aria más tremenda que se ha escrito nunca, pertenece a esa ópera. Pasa de la angustia del drama enorme por la pérdida de su madre en la primera parte, a ser todo alegría por el descubrimiento del amor en la segunda. Es impresionante. Casi todos la recordamos por la famosa escena de Filadelfia, interpretada por Tom Hanks:
GRACIAS a Notas confusas, De Radio 3
Suscribirse a:
Entradas (Atom)